jueves, 3 de diciembre de 2015

ÉRASE UNA VEZ...UNA MUJER ESTEREOTIPADA


 
 
Las películas de princesas Disney que todos conocemos, están repletas de sexismo y machismo, lo cual sitúa a los más pequeños como receptores inconscientes de una serie de ideas que pueden modelar de forma negativa su personalidad.
 
Los personajes de estas películas están cargados de valores y actitudes estereotipadas: hombres valientes e inteligentes que interpretan papeles de héroes y mujeres miedosas, obedientes, cariñosas,… cuyo único objetivo en la vida es “estar atractivas” para encontrar a su Príncipe Azul.
 
El sexo dominante en estas películas Disney es el masculino. Se hace ver que la mujer necesita al hombre para auto-realizarse y alcanzar la felicidad. Podemos encontrar multitud de valores machistas que transmiten las princesas Disney:
 
La Bella Durmiente. Representa a una mujer ingenua, que se deja engañar fácilmente. Depende totalmente del hombre, pues solo el beso del Príncipe le devolverá la vida.
 
La Cenicienta. Siempre está limpiando sin rechistar bajo las órdenes de su madrastra. Es una mujer totalmente sometida a un régimen casi de esclavitud, del cual se “salva” gracias un príncipe que se siente atraído por su belleza.
 
Blancanieves. Representa a una ama de casa, cuya función es estar encerrada en la cabaña de los enanitos haciendo las tareas del hogar. De nuevo, su hermosura, la cual hace que sea envidiada, será un aliciente para recibir la protección de su príncipe.
 
 
 
      


Bella. Una campesina que se entrega a la Bestia para liberar a su padre enfermo y que permanece prisionera en el castillo de la Bestia. Además, Gastón le reprocha que lea (pues una mujer no puede tener ideas), le trata como un trofeo y le exige que se case con ella.
 
Ariel. Renuncia a ser sirena, es decir, cambia su estilo de vida y deja a su familia para ganarse el amor de un hombre. Y no solo eso, también le cede su voz (pues una mujer para enamorar a alguien no necesita expresarse, solo necesita ser guapa) a la malvada Úrsula, con la que hace el trato para conseguir unas piernas humanas.
 
Jasmine. Aladdin la utiliza para alcanzar su sueño de ser rico. A pesar de ser princesa no tiene poder para elegir. Son los hombres que la rodean los que deciden por ella. Se pone de manifiesto la sumisión que debe tener la mujer, pues será una figura masculina la que le cuide. 
 
 
 
 
Por todo esto, conviene explicar a los niños y niñas que no hay que esperar siempre a que el Príncipe venga a rescatar a las princesas de su castillo, que las princesas pueden buscar solas a su “príncipe”, y que estos deben amarlas y respetarlas por lo que son, no porque lleven un vestido caro o zapatos de cristal.
 
Es importante destacar también, que se dan ciertos detalles racistas en estas películas. La raza más visible en estas películas es la que domina a los opresores (la raza blanca). En Aladdin, por ejemplo, el racismo se produce mediante el lenguaje y significación de sus canciones, y por medio de atribuir facciones occidentales a los personajes “buenos” y acento y facciones árabes, a los “malos” de la película (Yafar).
 
Afortunadamente, la factoría Disney está renovando. Así, recientemente hemos podido ver apartado el machismo, por ejemplo, en Brave y Frozen (ambas películas pasan el test de Bechdel), así como el racismo, que se queda a un lado en la película Tiana y el Sapo.
 
 
 
A continuación, os dejo un vídeo de una niña argentina de 7 años que se hizo viral en 2013, que critica a las princesas Disney.